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Un arquero del ascenso, un Maradona de 18 años y un triunfo oportuno para la dictadura: cuando Argentina ganó su primer Mundial sub 20

El viernes 7 de septiembre de 1979, la selección juvenil dirigida por César Luis Menotti y liderada por Diego Armando Maradona venció 3 a 1 a la Unión Soviética en Tokio, Japón. La primera Copa del Mundo sub 20 para Argentina llegó mientras en el país la Comisión Interamericana de Derechos Humanos investigaba la desaparición de personas
Selección Sub 20 Japón 1979

“Señores, ustedes ya son campeones, no me importa el resultado de este partido, ya han demostrado que son los mejores del mundo. Nada de patadas o locuras. Vayan, jueguen y me divierten a los 35.000 japoneses que están en las tribunas”, les dijo César Luis Menotti al plantel de adolescentes que el viernes 7 de septiembre de 1979 enfrentó a la Unión Soviética por el Mundial Sub 20. El escenario era el estadio Olímpico de Tokio. La cita era la final de la Copa del Mundo Juvenil. El rival, el último campeón. Entre los 18 futbolistas argentinos que firmaron planilla ese día estaba Diego Armando Maradona: tenía 18 años, diez meses y cinco días cuando ganó su primer título con la camiseta albiceleste.

Mundial sub20 1979 con Diego Maradona
Mundial Sub 20 Argentina

Mundial Sub 20 1979

El Mundial de Japón de 1979 fue el segundo certamen internacional organizado por la FIFA que establecía limitaciones etarias. El primero había sido celebrado dos años antes: en Túnez, 16 selecciones de futbolistas menores de veinte años disputaron un torneo oficial de la casa madre del fútbol mundial. Triunfó la Unión Soviética, que en el tiempo regular solo ganó dos de los cinco partidos que disputó en el torneo: venció 3 a 1 a Irak, 2 a 1 a Paraguay e igualó con Austria sin goles en zona de grupos; en semifinales superó por penales a Uruguay y en la final venció desde los doce pasos a México.

Argentina, que no se había clasificado al primer mundial sub 20, llegó a Tokio un año después de haber levantado su primera Copa del Mundo de mayores. Menotti, el técnico del vigente campeón del mundo, fue el seleccionador del plantel juvenil: el que no convocó a Maradona para disputar el campeonato de mayores, sí lo eligió para conducir la suerte del equipo de menores. Citó a 18 futbolistas, la mayoría nacidos en 1960. El más joven fue Rubén Rossi, un defensor central de Colón, nacido el 11 de noviembre del sesenta. El más veterano, Osvaldo Rinaldi, un volante de San Lorenzo, nacido el 2 de agosto del ’59.

Mundial sub20 1979 con Diego Maradona y César Luis Menotti
El plantel de 18 jugadores con el técnico César Luis Menotti en el medio

El equipo Sub 20 Argentina

El plantel estuvo integrado por dos arqueros que pertenecían a clubes del ascenso: Sergio García de Flandria, que ese año descendería de la B Metropolitana a la C, y Rafael Seria, que obtendría en 1979 un regional con Central Córdoba de Rosario. Los defensores eran Juan Simón de Newell’s, Rubén Rossi de Colón, Abelardo Carabelli de Argentinos Juniors, Jorge Piaggio de Atlante, Hugo Alves y Marcelo Bachino de Boca. Los mediocampistas eran Daniel Sperandío de Rosario Central, Juan Barbas de Racing, Osvaldo Rinaldi de San Lorenzo, Juan José Meza de Central Norte de Tucumán y Diego Maradona de Argentinos Juniors. Los delanteros, Osvaldo Escudero de Chacarita, Alfredo Torres de Atlanta, Ramón Díaz de River, Gabriel Calderón de Racing y José Luis Lanao de Vélez.

Seis de los futbolistas sortearon el servicio militar obligatorio en el auge de la dictadura militar gracias a la convocatoria de Menotti, Maradona entre ellos. Argentina debutó el 26 de agosto de 1979, un día después del comienzo del certamen. El debut fue ante Indonesia por el grupo B: el desarrollo del partido fue un anticipo de lo que sería el mundial para el país. La goleada 5 a 0 fue una obra mixta: Maradona metió dos goles, Ramón Díaz los otros tres. Desde entonces, el país asiático ostenta un magro récord: es la selección que cosechó la mayor diferencia de goles negativa durante una primera ronda de un Campeonato Mundial Juvenil de la FIFA, un total de 16. Los indonesios no fueron capaces de marcar un solo tanto.

Mundial sub20 1979 con Diego Maradona
Argentina no perdió ni empató ninguno de los seis partidos que disputó: marcó veinte goles y solo le convirtieron dos

Osvaldo Escudero convirtió el único gol argentino en el segundo encuentro del campeonato mundial: fue 1 a 0 ante la extinta Yugoslavia. En la tercera fecha del grupo, el combinado nacional venció a un candidato al título: Maradona, Simón y Calderón por duplicado marcaron los tantos del 4 a 1 ante Polonia. Argentina culminó la primera fase del Mundial con diez goles a favor y uno solo en contra. La etapa de los playoff entregó, curiosamente, el mismo registro.

En los cuartos de final, otra vez un 5 a 0: ante Argelia, con goles de Maradona, Calderón y tres de Ramón Díaz. La semifinal fue ante Uruguay. “Jugamos el mejor partido del Mundial, que fue una final anticipada”, recordó Diego Maradona años más tarde. El astro argentino que ya despuntaba su talento en Argentinos Juniors marcó uno de los dos goles; el otro lo hizo Ramón Díaz. En la final los esperaba la Unión Soviética, el campeón vigente y que en las semifinales había superado por la mínima a Polonia.

Mundial Sub20 1979 fue el primer título, después volvió a obtener el título en 1995, 1997, 2001, 2005 y 2007
Argentina es la selección que más veces ganó el Mundial Juvenil. 1979 fue el primer título, después volvió a obtener el título en 1995, 1997, 2001, 2005 y 2007

La final Mundial Sub 20

Menotti paró a: García; Carabelli, Simón, Rossi y Alves; Barbas, Rinaldi y Maradona; Escudero, Díaz y Calderón. Les dijo que ya eran campeones, que no importaba el resultado, que ya habían demostrado que eran los mejores del mundo, que nada de patadas ni locuras, que vayan, que jueguen, que deleiten a los miles de japoneses que habían colmado el Estadio Olímpico de Tokio para verlos a ellos.

El primer tiempo terminó sin goles. A los siete minutos de la segunda etapa, el marcador se rompió: Igor Ponamarev puso el 1 a 0 para la URSS. “Fue un partido muy difícil. Ellos eran gigantes y tenían una preparación física impresionante. Se pusieron en ventaja con un gol de cabeza. Pero pudimos darlo vuelta, respetando nuestro estilo”, recordó Diego en 2020, en una efeméride publicada en sus redes sociales. A los 23 minutos del complemento llegó el empate argentino a través de la pena máxima. El encargado de ejecutar el penal no fue Maradona, sino Hugo Alves. “Algunos preguntan por qué los pateaba él. El tema es que definimos con un campeonato de penales quién los iba a patear en los partidos. Y llegamos a la final Abel y yo. Lo dejé ganar, le di un changüí. Pero si ven el partido, van a ver que quería patearlo yo”.

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El 1 a 1 fue demoledor para las aspiraciones soviéticas. El cuento lo narró el propio Maradona: “A partir del empate, ellos nos empezaron a respetar más. Entró el Tucu Meza y cambió el partido. Enseguida el Pelado Díaz puso el 2-1, con el mejor gol del campeonato, y después yo liquidé el partido con un gol de tiro libre al palo del arquero, que parecía de 30 años”. Argentina ya le había ganado a los otros dos semifinales, Uruguay y Polonia, que terminaron el mundial tercero y cuarto, respectivamente. El 3 a 1 ante la Unión Soviética proveyó que el registro nacional sea el mismo que el de la zona de grupos: diez gritos a favor, uno solo en contra.

Diego Armando Maradona convirtió seis goles en el Mundial Juvenil de Tokio 1979, dos menos que Ramón Díaz, máximo artillero del campeonato Mundial Sub 20 Argentina
Diego Armando Maradona convirtió seis goles en el Mundial Juvenil de Tokio 1979, dos menos que Ramón Díaz, máximo artillero del campeonato

Maradona

“Argentina estuvo majestuosa a lo largo de toda la competición, desarrollando un magnífico juego ofensivo, con pases en corto, el famoso ‘toque, cambios de ritmo fulgurantes y brillanteces técnicas: mereció con creces el título”, define la FIFA en su archivo. Maradona asomaba como una promesa de jerarquía internacional: premio al mejor jugador del certamen y bota de plata por sus seis goles. Había tenido en Ramón Ángel Díaz, su socio ideal. El Pelado marcó ocho goles y se alzó con la bota de oro.

“Salir campeones, de la mano del Flaco Menotti, fue una sensación única para todos nosotros. Lloramos, nos abrazamos, cantamos. Yo le había prometido a mi viejita que le iba a llevar la copa, y gracias a Dios se nos dio”, describió Maradona la obtención de su primera corona con la selección argentina. “Salió campeón del mundo el mejor fútbol del torneo. Esto quiere mi país”, sintetizó César Luis Menotti. Ambos protagonistas, jugador y técnico, fueron sometidos minutos después del final del partido a una entrevista radial.

La formación de la selección en un certamen en el que descollaron Diego Maradona y Ramón Díaz en Mundial Sub 20 Argentina
La formación de la selección en un certamen en el que descollaron Diego Maradona y Ramón Díaz

Un campeón útil

Un día antes de la final del Mundial de Japón 1979, a la Argentina había arribado al país la Comisión Interamericana de Derechos Humanos con el propósito de investigar denuncias de desaparición de personas y abusos sistemáticos de un gobierno militar que se autodenominaba proceso de reorganización nacional. Mientras en la sede local de la Organización de los Estados Americanos ubicada en Avenida de Mayo al 700 los familiares de los desaparecidos hacían largas colas para denunciar los abusos de la dictadura, en Japón, Argentina volvía a salir campeón de un mundial de fútbol: la Junta Militar volvía a escudarse en el júbilo futbolero para disimular sus propias miserias. La obtención del título en 1978 lo había entrenado.

El partido se televisó por ATC. La gente vio la final a las cuatro de la mañana del viernes 7 de septiembre de 1979 en blanco y negro. Videla, Galtieri y otros jerarcas de la dictadura lo vieron a color. Habían orquestado una intervención del presidente de facto en caso de un triunfo argentino. Lo lograron gracias a la complicidad de José María Muñoz, encargado de establecer una conexión. El enviado de la Oral Deportiva Juan Carlos Morales interrumpió la vuelta olímpica de los campeones para ponerles los auriculares: les quería agradecer Videla.

Las felicitaciones

Primero Menotti, después Maradona. Sus respuestas fueron meros formalismos. Lo que tenían para decir era poco. Estaban ahí porque debían escuchar las palabras del general. “Quiero hacerle llegar en nombre del pueblo argentino, porque está ese pueblo con afecto volcado a las calles gritando Argentina, Argentina, hacerle llegar digo, mi más cordial saludo a usted por la destacadísima actuación que le cupo no solamente en este partido sino en toda su campaña futbolística. (…) Tengan también por seguro que constituyen a través de este evento un claro ejemplo para todos los jóvenes argentinos, que más allá del triunfo del partido, ven en ustedes el triunfo de una juventud optimista que quiere mirar hacia el futuro con amor, con esperanza, con fe”, le dijo a Maradona.

Los militares argentinos querían aprovechar el entusiasmo por la selección juvenil para esconder la tensión y distraer la atención que concentraba la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos. Para no disipar el éxtasis por el primer Mundial sub-20 ganado por Argentina, ordenaron traer a los jugadores de forma urgente.

En el centro porteño se encontraban quienes festejaban el título del Mundial Sub 20 y quienes presentaban denuncias ante la CIDH
En el centro porteño se encontraban quienes festejaban el título del Sub 20 y quienes presentaban denuncias ante la CIDH

El regreso

Lo contó Jorge Piaggio en una nota publicada en Infobae: “La movida del regreso de Japón fue muy rara. Nosotros festejamos en Tokio y se ve que vino un tubazo: ´Hay que volver´. No teníamos idea de quiénes eran los de la Comisión Interamericana. Nosotros teníamos toda la inocencia del mundo. Llegamos a Río y para el trasbordo había un avión militar esperándolo, no uno de línea. Ni siquiera pudimos recoger las valijas. Llegamos a Aeroparque a las seis de la tarde. Atando cabos, uno se da cuenta de que querían que lleguemos a la hora en que la gente salía de sus trabajos para armar la fiesta. Si hubiéramos llegado a las tres de la mañana, no habría sido lo mismo”.

El avión los trajo a la Ciudad de Buenos Aires. En helicóptero fueron trasladados a la cancha de Atlanta, en el barrio de Villa Crespo. Recién ahí pudieron saludar a sus familiares que los habían ido a recibir al aeropuerto. Los futbolistas no estaban autorizados a dispersarse. Los campeones debían saludar al presidente de facto y sacarse una foto con él: los trasladaron en micro hacia la Casa Rosada. Una alegría impostada, triunfalista y penosa devino antes de las postales que debían invadir la tapa de los diarios de los días siguientes. Una burda postal de la época en la que “los argentinos somos derechos y humanos”.

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