El 25 de junio de 1978 Argentina venció 3 a 1 a Holanda. Un año después, el 25 de junio de 1979, la selección perdió 2 a 1 contra Resto del Mundo. Diez años después, el 16 de diciembre de 1989, la Asociación del Fútbol Argentino estrenó su propio complejo deportivo de cuarenta hectáreas en la localidad de Ezeiza, a la vera de la autopista Riccheri. El 27 de octubre de 2014, casi tres meses después de la muerte de Julio Humberto Grondona, el predio heredó el nombre del ex presidente de la AFA, en homenaje a su partida. El 25 de mayo de 2023, el complejo de Ezeiza dejó de llamarse Julio Humberto Grondona para recibir el nombre de “Predio deportivo Lionel Andrés Messi”.
La historia del predio que la AFA posee en Ezeiza empieza en la obtención del primer campeonato mundial de la selección argentina y concluye en la redenominación de su nombre. Entre ambos hechos transcurrieron 45 años. Para comprender el bautismo de la casa madre del fútbol argentino, es menester retrotraerse al mundial de 1978. Argentina se coronó campeón en el certamen que albergó. En la final, en un Monumental repleto, superó a Holanda en tiempo suplementario. Un año después celebró, como solía hacerse por entonces, un tributo a ese galardón con un partido entre la selección campeona y un combinado de los mejores futbolistas que jugaron ese mundial y no lo ganaron.
El pre partido
El primer duelo entre la Selección Argentina y Resto del Mundo se realizó el 25 de junio de 1979 en el estadio Monumental (el segundo y último fue en 1991 y la albiceleste goleó 3 a 0). Fue una simulación del festejo del año pasado: las tribunas llenas, una noche oscura, los papelitos decorando la atmósfera. Julio César Menotti fue el técnico del combinado nacional, mientras que el entrenador italiano Enzo Bearzot, que había obtenido un cuarto puesto con la selección nerazzurri en Argentina ’78 y que ganara el mundial de España ’82, condujo al seleccionado del Resto del Mundo. Y aunque el propósito es convocar a los futbolistas que participaron en el mundial del año anterior, en ambos conjuntos hubo excepciones.
Argentina
Argentina formó con Ubaldo Fillol; Jorge Mario Olguín, Luis Galván, Daniel Passarella, Alberto Tarantini; Osvaldo Ardiles, Américo Gallego, Diego Armando Maradona; René Houseman, Leopoldo Luque y José Daniel Valencia. A nueve minutos del final del partido, ingresó Norberto Outes por Luque, lesionado. Outes y Maradona fueron los futbolistas que no disputaron el Mundial del ’78 y sí integraron el combinado que honró a los campeones en un duelo contra el Resto del Mundo. Maradona, de 18 años, jugó, dos meses después, el Mundial Juvenil de Japón ’79, la segunda edición de la Copa Mundial de Fútbol Sub 20 de la FIFA: balón de oro como mejor jugador y bota de plata como segundo máximo artillero, fue el primer título de Diego con la celeste y blanca.
Resto del Mundo
Bearzot paró al brasileño Emerson Leao en el arco; al alemán Manfred Kaltz, el austríaco Bruno Pezzey, el holandés Ruud Krol y el italiano Antonio Cabrini en la defensa; al francés Michael Platini, el italiano Marco Tardelli y el español Juan Manuel Asensi en el mediocampo; y los italianos Paolo Rossi y Franco Causio acompañaron al polaco Zibniew Boniek en la delantera. En el entretiempo, el arquero austríaco Frerich Koncilia reemplazó a Leao, el brasileño Toninho entró por Cabrini y el brasileño Zico ingresó por Platini. En el banco de suplentes se quedó el holandés de origen moluqueño Simón Tahamata, el único de la delegación extranjera que no participó en la Copa del Mundo de 1978.
La seleccion Argentina vs. Resto del Mundo 1979
El partido
Argentina vistió la camiseta tradicional: remera a bastones, pantalón negro y medias blancas. Resto del Mundo lució una remera azul, pantalones blancos y medias negras. Passarella fue el capitán argentino. Krol, el que llevó el brazalete del equipo internacional. Maradona, que segundos antes del comienzo del partido se sacó una foto con Platini en el círculo central, abrió el marcador a los 29 minutos del primer tiempo con un zurdazo delicado al segundo palo. Fue el segundo gol de Diego en la selección argentina, el primero en el país. La FIFA le revocó, con el tiempo, la categoría de gol oficial al tratarse de un partido informal.
El ingreso de Zico cambiaría el curso del partido. A los 23 minutos del segundo tiempo, recibió de espaldas dentro del área, le tiró un sombrero a Passarella y un centro que interrumpió Fillol y Galván rechazó al gol decretó el empate parcial. Seis minutos después, Toninho partió habilitado por derecha, tocó al medio para que su compatriota Zico la empujara abajo del arco. El 2 a 1 a favor del equipo visitante sería el resultado final del partido. Una incidencia decoró el informe: Tardelli fue expulsado a los 31 minutos del complemento por una fuerte infracción sobre Maradona.
El post partido
Al finalizar el encuentro, Ruud Krol, en calidad de capitán del equipo vencedor, recibió la copa de manos del dictador Jorge Rafael Videla, del flamante presidente de la AFA Julio Humberto Grondona (había asumido el 6 de abril de 1979) y de la empresaria Ernestina Herrera de Noble. Las presencias del genocida y del mandamás del fútbol argentino tenían sentido. La participación de la presidenta del Grupo Clarín obedeccía a la génesis del duelo: eran los organizadores del evento. Disponían de los derechos de transmisión, de la exclusividad de las entrevistas a los protagonistas y de las entradas de protocolo. Le pagaron cinco mil dólares a cada futbolista extranjero y, según apuntó el periodista Gustavo Veiga en una nota publicada en Página 12, anunció la recaudación neta de 998.123.994 pesos.
Ese dinero tenía un destino: la construcción de un complejo deportivo propio donde las selecciones argentinas se entrenaran. Para el Mundial del ’78, se había preparado en el predio privado de la Fundación Natalio Salvatori en José C. Paz, donde practicó y se concentró de cara a la cita mundialista. A pesar de disponer de una recaudación millonaria, la designación del espacio tardó años en producirse. Ocurrió recién después del segundo campeonato mundial de Argentina y fue obra de un consejo de Carlos Salvador Bilardo, técnico de entonces. Visualizó un campo de entrenamiento de élite mundial en un descampado inundado y de vegetación frondosa, un paraje inhóspito delimitado por la autopista Riccheri, un zoológico, el estadio nacional de béisbol y el círculo de suboficiales de la Fuerza Aérea, que pertenecía al ministerio de Acción Social y a la secretaría de Deportes, ubicado a minutos del aeropuerto de Ezeiza.
El resto es historia.
