Daniel Passarella será siempre un símbolo de la Selección Argentina. El Gran Capitán del Mundial 1978 y también participe de México 86. Un emblema que comando un grupo de jóvenes hacia una expedición Mundialista en Francia en el año 1998, una selección “con un defecto, con uno o dos”.
A pesar de no jugar por enfermedad, Daniel Passarella, es el único jugador argentino en participar en dos títulos mundiales. Luego dio muestras sobradas como entrenador en un River magnificó, por este motivo le tocó ser el timonel de la Selección Argentina tras el ciclo de Alfio Basile.
“Quiere, si quiere más”: Daniel Passarella sanguíneo y temperamental
Como de costumbre, Daniel Passarella, tuvo que afrontar un recambio generacional de jugadores y también convivir con la era post Diego Maradona. Sin embargo, esto no parecía pesar en la espalda del Kaiser, quien le abrió la puerta a jugadores como Gallardo, Crespo, Verón, Ortega, Zanetti y Claudio López, entre otros.
Daniel Passarella supo imprimirle al equipo las características que le gusta: presión alta, salida rápida y hambre ofensivo. Una Selección Argentina “como te gusta vos”. En las Eliminatorias Sudamericanas, la Albiceleste se impuso con autoridad, a pesar de esas manchitas de las derrotas en Ecuador donde quedó inmortalizada la frase: “La pelota no dobla”. Luego el otro defecto fue en La Paz, donde el escándalo fue supremo.
Otro de los tropiezos de la Selección Argentina de Daniel Passarella, fue en la Copa América de Uruguay 1995, donde cayó en cuartos de final en manos de Brasil, que ganó la copa de la mano de Tulio.
Para la siguiente Copa, la de Bolivia 1997, volvió a padecer la misma suerte y caer en la misma etapa.
“Es una linda ración”: ¿Batistuta o Crespo?
La relación entre Daniel Passarella y la prensa estaba en una etapa turbulenta, tal como nos tiene acostumbrado la prensa argentina con todo DT de la Selección Argentina. En medio de esta turbulencia crecía la polémica del nueve. ¿Batistuta o Crespo?. Para todos el Bati picaba en punta, pero el DT se inclino por Crespo, a quien conocía y bien de River Plate.
En busca del Amor Francés
La Selección Argentina desembarcó en Francia y se vislumbraban las siluetas de tres rivales: Japón, Jamaica y Croacia. Sin embargo, la tranquilidad para preparar estos tres duelos, accesibles, se perturbo con una noticia desde Buenos Aires.
Estalló el rumor de un control antidoping que dio positivo antes del viaje, tema extremadamente sensible luego de lo sucedido con Diego en USA 94. Las versiones jamás se confirmaron. En medio de esta caos e información falsa, Batistuta le ganó la pulseada a Crespo y se afirmó como delantero de la Selección Argentina de Daniel Passarella.
En Toulouse, ante Japón el equipo de Passarella hizo su debut y se llevó el partido por la mínima gracias al gol de Gabriel Omar Batistuta.
En la majestuosa ciudad de París y en el Parque de los Príncipes, Argentina hizo el debut ante un novato: Jamaica. La potencia de Batistuta y la cintura de Ortega devastaron a los caribeños. El Burrito anotó los dos primeros y Bati los tres restantes para un aplastante 5 a 0.
Con la clasificación en el bolsillo, Daniel Passarella puso suplentes ante Croacia. Pero volvió a ganar, Pineda, anotó el gol tras una jugada colectiva inmensa.
“Una tipa rapaz”: Inglaterra en octavos y todo lo que significa
En octavos de final la Selección Argentina jugó contra Inglaterra, un equipo con jugadores como Beckham, Scholes, Shearer y un picante delantero llamado Michael Owen.
Un partido con un ritmo infernal. Dos goles por lado en los 90 minutos, Batistua y Zanetti para Argentina, mientras que Shearrer y Owen anotaban para Inglaterra. El partido de definió desde el punto del penal y Lechuga Roa fue la viva imagen de Goycochea, atajó los de Ince y Batty y facilitó el 4-3 de la serie. Como en México 86, Argentina le extendía el boleto de salida a Inglaterra.
“De esa miel no comen las hormigas”: Holanda siempre difícil
La Selección Argentina venia cebada. Pero en Marsella esperaba la Holanda de Kluivert, Bergkamp, Davids y los hermanos De Boer, bajó un infernal temporada de 38 grados a la sombra.
Un partido durísimo, una final. Holanda golpeo primero gracias a Kluivert, pero rápidamente el Piojo López empardó el encuentro. Quedaba una hora de juego y todo podía pasar. Y pasó.
En el último minuto, cuando moría el partido, un pelotazo a la nada, largo, flotado pero peligroso con intenciones, fue domesticado por Bergkamp, como un especialista en domar leones, tomo ese balón y la puso contra un ángulo. El reloj moría y era a todo o nada. Y fue nada. Daniel Pasarella un campeón del mundo que se volvió con las manos vacías de Francia y no pudo hacer historia con la Selección Argentina.
