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El Músico de corazón enorme: la vida que no conocés de Enzo Fernández

Enzo Fernández pasó de novato a pieza fundamental de la Selección Argentina. Detrás del crack hay una historia con muchas anécdotas imperdibles.

Falta poco para que se cumpla el primer aniversario de la conquista de la tercera estrella en Qatar, ahí donde Enzo Fernández fue pieza clave de la Selección Argentina. Pero la suya fue una aparición de 0 a 100 con la camiseta celeste y blanca. Porque si retrocedemos un año más de aquel 18 de diciembre de 2022, lo encontraremos en Santiago del Estero festejando un nuevo título con River, el Trofeo de Campeones, después de golear a Colón. En ese momento, lo más cerca que estaba de la Selección era cuando pasaba por el predio de Ezeiza de la AFA para retomar justo en esa curva, cruzar el puente de la Autopista Ricchieri para llegar al predio de River, un kilómetro más adelante.

Enzo Fernández fue, tal vez, la aparición más fulminante en la Selección Argentina de los últimos tiempos. Sumó apenas un puñado de minutos en tres amistosos previos al Mundial, se metió casi por la ventana en la lista de Scaloni y a fuerza de su fútbol (y de un golazo a México) se hizo lugar entre los 11 a partir del partido contra Polonia y no salió más. Pero ésa es la parte conocida de la historia. Detrás del que se transformó en el futbolista más caro de la historia gracias a los 121 millones de euros que le pagó Chelsea al Benfica luego de ser campeón mundial, hay un personaje muy lindo para conocer y explorar.

El apodo que fue una premonición

Durante el Mundial de Qatar, cuando Enzo Fernández ya destacaba como una de las figuras de la Selección Argentina, en las redes sociales se viralizó la comparación entre su rostro y su sonrisa con la de Carlos Gardel. Gardelito, empezaron a decirle varios y tendieron un puente con el sobrenombre que le habían puesto cuando empezaba a patear la pelota en su barrio. Era un retacón cuando jugaba en La Recova, un club de Villa Bosch, cerca de su casa, pero ya mostraba destellos de la calidad con la que hoy riega cada cancha que pisa. Entonces, comenzaron a llamarlo “El Músico”. ¿Por qué? “Porque decían que era el que manejaba la orquesta”, contó Raúl Fernández, el papá de Enzo.

Enzo Fernandez  y la comparación con la sonrisa de Gardel que se viralizó durante el Mundial de Qatar.
La comparación con la sonrisa de Gardel que se viralizó durante el Mundial de Qatar.

El día que le pidió a sus papás adoptar a un nuevo hijo

Imanol Segovia era compañero de Enzo en la categoría 2001 de River. Había llegado desde Misiones a Núñez, pero su estadía corrió riesgo cuando Crucero del Norte no enviaba el pase para que los Millonarios lo ficharan. Entonces, le avisaron que no iba a poder seguir en la pensión del club, lo que significaba tener que volver a la provincia de la tierra roja. Pero ahí apareció su amigo, que a los 15 años se mostró como un adulto para hacerles un pedido a sus papás. “Tuvo una actitud muy linda con un compañero que se había quedado sin pensión y lo llevó a su casa. Era una familia a la que no le sobraba nada, pero le abrieron las puertas para que no tuviera que volverse a su ciudad”, detalló Jorge Gordillo, quien era el técnico de aquel equipo.

Raúl y Marta ya tenían cinco hijos y debían esforzarse a diario para que no les faltara nada, pero no dudaron y le abrieron los brazos a uno más. “Ellos son mis papás del corazón, mi segunda familia”, contó el propio Segovia años más tarde. El acompañamiento fue total: River lo dejó libre a fines del 2016 y los Fernández lo ayudaron a buscar otro club y el propio Enzo fue junto a Imanol en colectivo desde San Martín hasta Avellaneda para una prueba en Racing. La Academia fichó al defensor y le hizo lugar en su pensión. Pero la relación de amistad, casi familia, entre Enzo Fernández, ya figura de la Selección Argentina, e Imanol Segovia, hoy jugador de Talleres, perdurará por siempre.

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Enzo e Imanol, con Marta y Raúl Fernández, cuando coincidieron en la selección juvenil.
Enzo e Imanol, con Marta y Raúl Fernández, cuando coincidieron en la selección juvenil.

De la charla con Gallardo que lo enojó…

El camino de Enzo en River no fue de rosas. “Gordo”, fue otro de sus apodos (muchos amigos lo siguen llamando así) y esa descripción era el motivo que le quitaba chances de jugar en las Inferiores. Un día su mamá llamó al técnico de la Novena porque su hijo no paraba de llorar creyendo que lo iban a dejar libre. Pero no ocurrió. Tenía condiciones y estaban a la vista. Era cuestión de esperar y darle tiempo a la maduración física. Así fue y siguió creciendo, pero cuando ya estaba para saltar a la Primera, la competencia no le hacía lugar en el plantel: Leonardo Ponzio, Enzo Pérez, Bruno Zuculini y Santiago Sosa estaban en Primera.

Fue en ese momento cuando Marcelo Gallardo lo llamó a una charla privada y le recomendó que se fuera a otro club donde pudiera jugar, foguearse y demostrar que estaba para jugar en River. Al volante no le gustó nada la propuesta del Muñeco. Él quería triunfar en River, equipo del cual es fanático. Y se sintió como aquel pibito de la Novena al que parecía cerrársele la puerta. Apareció Defensa y Justicia, le hicieron entender que era una buena oportunidad y a fuerza de fútbol escribió una gran historia.

Las copas que ganó dos años antes de que Enzo Fernández sea campeón con la Selección Argentina.
Las copas que ganó dos años antes de que Enzo Fernández sea campeón con la Selección Argentina.

…al final glorioso para volver a Núñez

“Me contó que podía irse a Defensa y Justicia y yo le respondí que estaba bárbaro porque iba a estar con profesionales, iba a jugar la Libertadores. Fue campeón de la Sudamericana y de la Recopa jugando y siendo figura. Se destacó tanto que River cortó antes el préstamo porque Gallardo lo quería en su plantel”, comentó Pablo Esquivel, el cazatalentos que recomendó en Núñez que ficharan al Músico que la rompía en las canchitas de baby fútbol.

La pandemia, el encierro y la vuelta al club de barrio para entrenarse

La pandemia del Covid-19 fue un momento durísimo para todos. El encierro, la incertidumbre, los riesgos… Momentos que a la distancia siguen pareciendo increíbles. Y así como muchos podían seguir trabajando tomando recaudos, mientras tantos otros debían quedarse en sus casas, para los futbolistas también fue una etapa diferente, de quedarse adentro también en un principio hasta que después de un largo tiempo retomaron la actividad poco a poco.

Pero en el mientras tanto, Enzo Fernández buscó la manera de mantenerse activo y en forma. ¿Cómo lo hizo? Volviendo a la canchita de cemento de Santa Teresita, el club de su barrio en San Martín. Eran unas pocas cuatras las que tenía que caminar para estar ahí, lo más aislado posible, apenas con un preparador físico que le controlaba la rutina para ejercitarse con la pelota en soledad.

En ese momento era jugador de Defensa y Justicia y no quería regalar nada. Desde chico tuvo claro lo que quería ser y que debía luchar y esforzarse al máximo para conseguirlo. “Nadie sabe del sacrificio que hago… El barro que piso, las lluvias que sufro, el frío que paso, el calor que me sofoca, la tierra que me raspa… Nadie sabe”, escribió en su perfil de Facebook allá por 2016, cuando tenía 15 años. Seis años después, Enzo Fernández grabaría su nombre para siempre en las estrellas de la Selección Argentina.

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