Si bien históricamente se asocia a River con el buen fútbol y a Boca con la garra, la realidad es que esos conceptos ya quedaron algo viejos y ambos tienen que jugar bien y poner huevos. El hincha de River podrá exigir un poco más en cuanto a las maneras y el de Boca en cuanto a la actitud, pero ninguno puede prescindir de lo otro. Diego Martínez terminó jugando un Superclásico -el cual empataba 1 a 1- con siete defensores y le faltó el respeto a la historia de Boca.
Cómo se desarrolló el Superclásico
River comenzó mejor que Boca y en los primeros minutos lo asfixió, inclusive Colidio pudo romper el cero, pero su remate dio en el palo. Promediando el primer tiempo, el encuentro se emparejó y si bien no hubo situaciones claras, Boca mejoró y emparejó el dominio del partido.
Ya en la segunda mitad inició mejor River y a los cuatro minutos se puso en ventaja con gol de Pablo Solari. Boca no sintió el golpe y se soltó un poco más con el resultado en contra, aunque tampoco es que empezó a jugar bien, pero se prestaban la pelota. A los 25 minutos, Blanco desbordó por izquierda, tiró un centro al corazón del área que lo agarró Medina y marcó el empate para Boca. Con ese resultado terminó el partido.
Los siete defensores de Boca
Martínez movió el banco y no paró de poner defensores. Blondel -lateral por derecha- ingresó para jugar como volante, luego Valentini -marcador central- entró por Medina y, sobre el final, Fabra -lateral por izquierda- sumó minutos como volante. En total, el Xeneize terminó jugando con Blonder, Advíncula, Blanco y Fabra, que son cuatro laterales. Además, en la zona central, se mantuvieron en cancha: Figal, Lema y Valentini, tres marcadores centrales.
River no apretaba a Boca
Cuando Matínez decide poner tantos defensores no se justificaba en absoluto. Ya que ni el equipo de Martínez estaba apretando a River y podía lastimar con la pelota parada, ni tampoco es que River pasaba por encima a Boca y necesitaba reforzar la defensa. De hecho, ni siquiera es que Boca se imponía por un gol y necesitaba cuidar el resultado. Martínez lleva siete partidos en Boca y es temprano para juzgarlo, pero lo que hizo en el Monumental es faltarle el respeto a la historia del club.